martes, 29 de noviembre de 2011

Jardines mágicos: Un espacio insólito en la ciudad india de Chandigarh



Un jardín puede ocupar una hectárea, un metro o un milímetro. Un jardín puede ser umbrío o soleado, salvaje u ordenado, construido con seres vivos o minerales. Lo que hace que un jardín sea mágico es que tenga un significado que supere su estética.

El Jardín de las Rocas de Chandigarh es el contraste entre lo ordenado y lo intuitivo, entre la racionalidad y la fantasía, entre la planificación y la improvisación. Sólo en esta ciudad india, creada de la nada y con una estructura perfectamente planificada, podía aparecer como por arte de magia un jardín fantástico, absolutamente improvisado, construido por una sola persona sin conocimientos técnicos, guiado sólo por su instinto.

Es un espacio hermoso, sin una sola flor, sin plantar un solo árbol, integrado en su entorno natural, puesto que no se removió ni un solo metro de tierra.

El pasmo que produce el Jardín de las Rocas se debe, no sólo a su evidente belleza, sino al hecho de que cada visitante se involucra con el espacio, reinterpreta su fantasía, haciéndola suya. Las figuras no son hieráticas, no son para adornar, cantan una melodía que cada uno escucha de forma diferente.

Algunos encuentran semejanzas con el Parque Güell, en Barcelona, en sus colores y formas, en su técnica de integrar elementos dispares para crear una simetría. Pero la diferencia es esencial, Gaudí removería todo lo removible para dar forma a su idea. Chand se adaptó al entorno, el espacio se fue construyendo sobre la marcha, a golpe de intuición y no a golpe de tiralíneas.

Su creador
En 1951, Nek Chand, un humilde inmigrante de la recién creada Pakistán, encontró trabajo como inspector de caminos y le fue asignado el cuidado de un terreno. Empezó recolectando rocas y materiales de desecho: botellas, vidrios, brazaletes, mosaicos, vidrio, enchufes eléctricos, vasijas de cerámica, lavabos, cables, ladrillos quemados, etc. Las esculturas, que suman más de 5.000, están agrupadas por temas y representan personajes y animales típicos de la zona. El jardín original ocupaba un área de 49.000 m², y hoy abarca 160.000 m².

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